Miraba
sorprendido hacia mis nuevas tetas, mientras me sacudía con forme frotaba la
vagina que ahora tenía entre las piernas, no podía terminar de probar el rico
calor que sentía ahora que me estaba masturbando en el cuerpo de mi vecina, - ¡Ahhh!
-, un gemido salió de la dulce y pervertida boca de perra de mi vecina, cuando
entonces, un chorro a presión salió de su vagina dejándome totalmente sacudido.
El
señor Felipe o mejor dicho, el doctor Felipe me había prestado el casco de
transmisor mental una vez que terminamos de ajustar las condiciones sobre
poseer el cuerpo de mi madre, entonces, el me coloco su casco encima, hizo
algunos ajustes y al encenderlo, mi mente parecido viajar en alguna dirección,
pero lejos de miedo, tenía curiosidad de que
cuerpo seria en el que terminaría entrando, fue cuando mire que estaba
caminando en alguna dirección dentro de la casa de mi vecina, que pude sentir
como todo mi cuerpo se encontraba diferente, un cosquilleo envolvió la zona de
mi pecho y al notar que era lo que se había sacudido en él, pude ver que ahora
tenia los asombrosos senos de mi vecina Jessie.
-
¡Ahhh! –, jadee luego de frotar uno de sus pezones con el dedo, me quite el
cabello rubio de encima y comencé a estrujar sus jugosas tetas, entonces, un
calor muy hueco y extraño invadió mi nueva zona intima, sin perder tiempo,
decidí comenzar a experimentar, no sabía por cuanto tiempo el doctor Felipe me
dejaría permanecer en este cuerpo, pues aún seguía con ganas de seguir tocando
el cuerpo de mi madre como se lo había prometido antes de entrar en el cuerpo
de Jessie.
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