viernes, 22 de diciembre de 2023

Sin Navidad por un Castigo

Estaba por lograr un milagro, había terminado la temporada de calificaciones y pronto me darían los resultados, tenía que lograr pasar la materia de química, en todo el semestre me había ido mal pero sentía que esta era mi oportunidad.


Cuando todos estábamos esperando los resultados, mi maestra Susana, quién de hecho desde un principio se veía que me odiaba, dio el anuncio oficial y prácticamente como forma de burla me entregó mi resultado como reprobatorio.


De inmediato pequé un grito en modo de reclamación, no era posible que perdiera, así mismo, la maestra me envió de inmediato a la dirección, en verdad esta maestra me odiaba.


Apenas hablé con la supervisora, que por cierto tampoco era de su agrado, está solo supo decirme que tenía tres opciones, que era pagar mi extraordinario, repetir el semestre y como última alternativa, participar en la Clase de Intercambio.


Respiré hondo y salí de la dirección tratando de mantener la calma, mis padres me matarían si les decía que debían de pagar una considerable suma de dinero a cambio de un examen que sólo dios sabe si no también lo reprobarían para perjudicarme nuevamente.


Repetir el semestre tampoco me parecía una buena opción y bueno, claro que tampoco lo era participar en la Clase de Intercambio, la de venían las vacaciones y no quería pasar mi Navidad en otro cuerpo lejos de mi familia, pasándola con otras personas que ni siquiera conocía además de quien sabe el cuerpo que me tocaría.


Traté de mantener la calma, cuando Pedro me encontró pensando e igual de decepcionado que yo por mi, pero al menos él si había pasado su calificación. 


-¡Ya Julio!, tómalo con calma, lo mejor es que le digas a tus padres, seguro intercederán y confrontarán a la maestra, no creo que reprobarás ese examen.


-¡No creo que sea así de fácil!, como tú no pasaste tu examen no te sientes preocupado.


-¡No seas así yo vengo con la mejor intención! Mejor luego te hablo porque te pones como diva.


Pedro se fue algo molesto y lo entendía, a veces simplemente me paso de sangron.


Comiendo con mis padres no tuve más que agarrar valor y decirles lo que había pasado, al principio, su molestia se fue totalmente contra mí, por no ser alguien responsable, pero al final, ambos aceptaron hablar con la directora sobre el presunto resentimiento que la maestra parecía tener en mi contra.


Al día siguiente, mis padres hablaron con la directora y por consiguiente ella nos llamó a mí y a la maestra.


Pero nada terminó bien, siendo que la tipa presentó todas las pruebas les fregarme, alegando que mis respuestas habían sido erróneas.


Mis padres estaban más que molestos por haber caído en mis chantajes y dramas contra la maestra, terminando por ser yo el villano de la historia.


Para colmo, la directora le dio las tres opciones que ya me había dado la supervisora a mis padres quienes ya estaban más que molestos.


-¡Pues será la Clase de Intercambio maestra! - respondía mi madre con coraje mientras me miraba con una vista tenebrosa.


-¡Pero mamá!, ¡No quiero pasar la Navidad en otro cuerpo! 


-¡Eso hubieras pensado antes de ser un irresponsable, cabron! - exclamó mi padre dándole la razón inmediatamente sin pensar en mi bienestar.


Yo sabía que la estúpida de la maestra tenía todo que ver y sus intenciones eran verme metido en otro cuerpo sin disfrutar mis vacaciones.


No me quedó de otra ya que mis padres le habían dado la orden y la total libertad a la estúpida de la diré para meterme en otro cuerpo por todas las malditas vacaciones.


Al entrar a la sala de intercambio, no parecía ver muchas buenas opciones, tan solo Sergio, él como siempre matón y Bully de la escuela, quién ya parecía siempre reprobar a propósito, tal vez para venir a intercambiar con una chica y masturbarse.


Miguel, un chico friki y algo oloroso de 3 grado que siempre estaba perdiendo el tiempo en los anime y que quizás esperaba hacer lo mismo cada vez que venía aquí así como el anterior.


Daniela, una chica tímida que no hacía mucho realmente no era popular y casi nadie la conocía pero era algo Dark y antisocial, quizás solo venía aquí para experimentar brujería con algún cuerpo de otro chico o chica.


Gustavo, otro chico de la manada de los Otakus que se veía sumamente pervertido, olía a masturbación a un metro de distancia.


Carla quien sospechaba pasaba por la misma circunstancia que yo, en cuando a ella con otro profesor que seguro no le dio lo que él quería.


Valeria, una de las chicas de 2 grado, también parecía Otaku y no se notaba que le importara mucho la escuela, su aspecto no era tan delicado ni femenino como el de las demás chicas, casi como tener un Miguel pero en mujer (ambos obesos y otakus)


Mientras que solo quedaba Gabriela, una de las chicas populares que se había quedado a unas cuantas respuestas correctas de pasar su examen de Matemáticas, se notaba lo asqueada que estaba por estar aquí, así como su disgusto por haber terminado en este sitio.


El maestro de la Clase de Intercambio comenzó a formarnos en parejas, cada una conformada por un chico y una chica.


Así que para variar tenía que ser una chica por todas mis vacaciones, las dos primeras parejas fueron pasando y al final yo pasé con Gabriela quien no parecía estar más feliz que yo por el proceso.


Ambos gesticulamos con indiferencia e incomodidad ya que tendríamos que salir de este lugar con en cuerpo del otro.


Entramos a la máquina y un golpe eléctrico corrió rápido por nuestros cuerpos, cuando me di cuenta, estaba mirando desde el otro extremo, notaba todo un poco más grande y mi cuerpo se sentía muy diferente.


Bajé la mirada encontrando que ahora tenía el cuerpo de Gabriela, sus pechos apenas marcados sobresaliendo como dos bultos arrugando la playera en la zona de su pecho, la falda que estaba cortada antes de la rodilla permitiendo la entrada del aire por los piernas, lo que me hacía sentir extraño.


El cabello también me provocaba picazón y algo de calor ya que era largo aunque extrañamente se sentía brillante y muy suave.


Gabriela también experimentaba sus nuevas sensaciones aunque de manera menos intensa por que mi cuerpo era de hombre cosa que daba menos cosquillas que el de una mujer.


Nos miramos y solo pudimos despedirnos ya que debíamos de irnos del salón de intercambios.


Me sentía muy incómodo caminando, los pequeños senos de Gabriela no dejaban de brincar a pesar de su pequeño tamaño y del brasier que los sostenía, mi falda volaba apenas un viento soplaba y sentía todo mi cuerpo caliente como si algo dentro de mí pasara sin entenderlo.


Me senté en una de las bancas y traté de descansar pensando un poco como pasaría las vacaciones siendo una chica, de repente, Pedro se acercó y se sentó a un lado mío sin saber aún que era yo.


-¡Hola Gaby!, ¿Cómo estás hoy bonita? - saludaba con tono coqueto y pretencioso.


-¡Ah…, hola bien supongo…! - respondía sin mucha gana.


-¿Qué tienes?, te siento extraña, no pareces esa linda niña que tanto me gusta.


¡No puede ser!, olvidé que a Pedro le gusta Gabriela y ahora yo estoy e su cuerpo, ¡agggg odio esto!, ¡odio ser una tonta niña por culpa de la estúpida maestra!


Miré y sentí un poco de presión por parte de Pedro quien no parecía dejar de ver mis piernas y un poco mis pechos que aún pequeños se marcaban en la blusa escolar, notaba que Pedro no tenía ni idea de que su querida Gabriela había tenido que participar en la Clase de Intercambio y tampoco se imaginaba que yo estaría en el cuerpo de su crush, pero a decir verdad, tampoco quería que lo supiera para nada.


-¡Te noto diferente!, tú no eres así de…


-¡Ah ya cállate Pedro!, en verdad que eres fastidioso, cuando una chica no quiere hablar contigo no quiere y ya, ¡Déjame en paz ok! 


-¡Ay okey perdón princesa!, te dejo seguro andas en tus días.



El comentario de Pedro me hizo hervir la sangre, si algo estaba aprendiendo de todo esto, era de nunca decirle a una chica que estaba en sus días, estás hormonas de chica estaban alterándome.


Ahora incluso debía de aguantar los acosos de los chicos, no sabía qué más me esperaría con esta tortura, pero bueno, debía de verle el lado bueno a esto, quizás…, podría tocar el cuerpo de Gabriela un rato, no me amargaría las vacaciones ni la Navidad solo por ser una chica, quién sabe, al final todo podría ser mejor de lo que parece.


-Kary-


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