“𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐦𝐢𝐚”

Despertar un día y encontrarme en otro cuerpo había sido extraño y me había marcado de manera significativa.

Aquella mañana en la que el Caos Universal había afectado a más de una persona de la población y yo desperté en el cuerpo de esta chica.

Mi nombre era Samuel y tenía 23 años antes de que pasara el intercambio, pasando ahora a ser Carolina una mujer casada de 32 años, perdiendo casi 10 años de mi juventud y además perdiendo mi libertad como persona o como hombre.

No solo había despertado en un cuerpo de mujer, sino también con la responsabilidad de estar casada, esto no lo tomó nada bien el sujeto con el que esta mujer estaba casada.

Julián, quien al parecer antes del cambio era un hombre feliz con su mujer, había sido de los pocos que lo sufrieron el intercambio.

El sin embargo no estaba de acuerdo con el hecho de que un desconocido tuviera el cuerpo de su esposa.

Pero lamentablemente yo no me sentía a gusto, no era una mujer ni mucho menos su esposa, tener tetas era extraño aunque divertido, al principio me gustaba manosear mis tetas por lo rico que se sentía, aunque también el hecho de que estas eran operadas y sentir la silicona por dentro era extraño y algo incómodo, con el tiempo fui refinando los modales como mujer.

Aunque por más que trataba de solucionar mis sentimientos hacía aquel hombre la verdad es que yo no estaba enamorado de él y el hombre solo vivía enamorado de la idea de que esta mujer a la que veía era su esposa, pero no estaba enamorado de mí sino de ella.

Fuimos a terapia e intentamos resolverlo, realmente yo no podía continuar con él sin sentir nada, también fui a terapia de aceptación al nuevo cuerpo.

Donde si querer y sin pensarlo, me enamoré de un hombre de color que me hacía sentir bien, Daniel era un hombre afectado que antes era un gordo de oficina, su vida era aburrida y, aunque se había convertido en un hombre de color, la verdad eso mejoró su vida, él sabía perfectamente lo que necesitaba, no era el cuerpo si no el alma la que nos unía de felicidad.

Poco a poco comenzamos a salir, tenía que hacerlo a escondidas fingiendo ir a la terapia; aunque Julián no tardó en descubrir que me escapaba con Daniel, aquí fue donde todo empeoró para Julián y para mí.

-¡No es posible que digas que eres un hombre en el cuerpo de mí esposa y que sin tener mucho tiempo ya te enamorarás de otro hombre!

-¡Lo siento, no te amo!, no es Carolina, soy yo, la nueva Carolina, la Carolina que no te ama, la que no siente nada por ti y es libre de enamorarse de otro hombre si así lo quiere.

-¡No!, nunca te dejaré libre, tú eres mía, no hay nueva Carolina, solo tú y yo juntos.

Julián no era capaz de comprender que no podía estar con él, quizás antes del cambio era un hombre bueno, enamorado, caballeroso, amable y claro que amaba a Carolina, pero yo no soy su Carolina.

O quizá simplemente siempre fue un hombre celoso y posesivo que no es capaz de comprender que la mujer no es de su propiedad, ni siquiera su alma enamorada de otra le pertenece.

Intenté muchas veces explicarlo, muchas veces comprenderlo, había veces en las que solo necesitaba llamar a Daniel para escaparnos y tratar de ser felices, pero Julián siempre nos encontraba y me amanezaba con matar a Daniel si no regresaba a casa a fingir que era su esposa.

-¡Perdóname Dani…, tengo que volver con el…! 

-¡Que no entiendes que eres mía, no puedes estar con este n.., eres mía y solo mía! -Julián me sujetaba del cuello mientras soltaba la mano del hombre que en verdad amaba.

-¡Lo volveremos a intentar! -Daniel me decía mientras observaba con dolor como Julián nos separaba una vez más.

Regresamos a casa y se portó como nunca antes, insoportable, posesivo, agresivo, comenzó a besarme, me arrancó la ropa y apretó mis senos con fuerza, incluso parecía que no medía sus impulsos, no se daba cuenta que estaba lastimando el cuerpo de la mujer que decía amar, pero en cambio a mi me estaba lastimado el alma.

-Kary-