Por un viejo amigo

Sergio un Body Hopper de 87 años andaba por la playa buscando algo entretenido que hacer siendo que ya se había aburrido de buscar otros cuerpos, había pasado la vida de cuerpo en cuerpo sin nada más que hacer más que  arruinar la vida de la gente, justo cuando se encontró un lindo cuerpo Sergio escucho como a lo lejos la voz de un amigo conocido sonaba algo quejoso, -¡Ay mi cadera!, señorita ayúdeme a estirarme, le recompensare muy bien, que bonita está usted –le decía a la  joven que pasaba frente a él, la chica con un cuerpo escultural le paso la mano por el rostro empujándolo para que callera hacia atrás y se alejó burlándose mientras que Sergio la seguía, la chica entro al baño  y tomo su celular para tornarse fotos frente al espejo, para el hombre era como poseer otra niña puta de la época moderna que solo usaba su cuerpo para ganar dinero pero esta vez haría lo correcto para su querido amigo de años, Sergio se metió en el cuerpo de la chica quien como una parálisis aterrada sintió que perdía su cuerpo de un momento a otro, Ana como se llamaba la chica, una modelo puritana de 23 años, con una carrera a base de a costones con múltiples hombres millonarios que la mantenían por su cuerpo, Sergio sonrió llevando las manos hacia sus glúteos bien torneados y subiendo delicadamente hacia sus nuevas tetas que parecían como dos globos de silicona aunque con una buena textura y senilidad, la chica por dentro miraba todo aterrada sin poder hacer nada más que ver lo que alguna fuerza hacía con su cuerpo, pronto Sergio saco las tetas de su bikini y las masajeo lo más rico que pudo, volvió a ponerse las prendas de la chica y salía a ver si alcanzaba a su amigo, saltando como una colegiala rebotando sus tetas enfrente de mujeres, adultos y menores calientes quienes la veían con morbosidad, tomo por la espalda al hombre y comenzó a acariciarlo luego de darle un fuerte abrazo apretando sus tetas contra el rostro del hombre, -¡Señorita que ricas!, pero no sea así soy viudo y aun no me recuero de la muerte de mi esposa! –decía Daniel-, -¡Laura murió! –gritaba alterada la chica mientras que notaba como el hombre la miraba desconcertado, -¡Lo siento! Pero… ¿qué dijiste niña?, - ¡No!, nada digo..., su esposa se llamaba Laura ¿no es así? –intentaba resolver Sergio quien estaba impresionado de la muerte de uno de sus grandes amores del pasado quien había tenido la fortuna de poseer en sus mejores años y sacrificando su amor para juntar a su mejor amigo junto con ella, la chica comenzó a soltar algunas lágrimas mientras que el hombre por igual, -Si, así es mi esposa se llamaba Laura, pero... ¿Cómo es que sabes eso niña? –preguntaba conmocionado el hombre, -¡No!, es solo que lo presentí, ven conmigo no te preocupes, yo te are sentir mejor lindo –decía la chica tomando de la mano al hombre para llevarlo hasta su hotel, la chica por dentro trataba de impedir lo que el tipo en su cuerpo estaba a punto de hacer, Sergio como a su viejo amigo y lo monto como una diosa en la cama, mientras  que el hombre despavorido ante los encantos salvajes de la chica en sus manos arrugadas lo excitaba más de lo que podía aguantar, Daniel pronto sintió un mareo muy fuerte, un último chispazo antes de venirse con lo poco que le quedaba de  fuerzas y sostuvo a la chica por última vez sonriéndole, -¡Gracias Sergio!, tonto y pervertido amigo –decía Daniel antes de morir, sus ojos se pusieron en blanco y soltaba a la chica cayendo lentamente sobre las suaves telas de la cama, Sergio soltó unas lágrimas y cerró los ojos de su amigo despidiéndose para siempre de las dos almas más queridas en toda su vida, salió del cuerpo de la chica y esta cayo llorando asqueada mirando como el miembro erecto y tieso de un cadáver aun penetraba su vagina con fluidos no deseados saliendo de ella, la chica salió corriendo y Sergio se fue por otra aventura.