lunes, 12 de diciembre de 2022

𝑳𝒐𝒔 𝑴𝒊𝒍𝒂𝒈𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑽𝒊𝒓𝒈𝒆𝒏

 

𝑳𝒐𝒔 𝑴𝒊𝒍𝒂𝒈𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑽𝒊𝒓𝒈𝒆𝒏

 

Holita, en este especial, les traeré una historia bonita sobre la FE, en las que utilizaré el modus operandi del programa televisivo, “LA ROSA DE GUADALUPE”

(Yo no creo en la virgen ni nada, ni estoy tomando el tema como burla, solo quiero hacer un especial con entretenimiento sin dañar las creencias ni la FE de nadie)

 

CAP 1

“Comprendiendo a mi hija”

 

Melissa llegaba tarde de la escuela, no era la primera vez que lo hacía, pero por mucho que sus padres la regañaran esta siempre hacía lo que quería.

Melissa era una chica de 17 años, venida de una familia humilde, de dos padres sumamente religiosos, quienes además, eran muy estrictos, sobre todo su padre Pedro, un hombre de 47 años, mecánico de autos, quien practicaba demasiado profundo su fe.

Pedro había llegado muy cansado luego de un largo día de trabajo, su mujer, Carmen de 43 y su hijo menor José de 7 años de edad esperaban a que Melissa apareciera para poder degustar sus alimentos, cosa que, ambos padres siempre esperaban porque era una creencia esperar hasta estar todos juntos para agradecerle a Dios en la comida.

- ¿En donde estabas Melisa? – Pedro le decía a la adolescente.

- ¡Acabo de regresar de la escuela!, te dije que tendríamos un ensayo para la posada.

- ¡A mí nunca me avisaste que tenías un ensayo!, espero que no te hayas ido con el vago imbécil de tu novio otra vez, no trabajo como un burro para darles todo en esta casa y te vayas a desperdiciarlo con ese inútil.

- ¡Raúl no es un inútil papa!, ¡Yo lo amo!, ¿Por qué carajos no puedes comprenderlo?, ¡Ya no soy una niña!, tu eres un hombre viejo que solo sabe estar en la porquería de taller ese en el que trabajas, no sabes nada sobre lo que una chica adolescente pasa, no sabes que yo necesito otras cosas, en lugar de estar rezando a la hora de comer o en misa todo el tiempo.

- ¡A mí no me respetas pinche mocosa!, eres una malagradecida, ¿Cuándo entenderás que no te quiero cerca de ese vago?

- ¡Apresúrense a comer!, que ya tenemos que irnos al ensayo de la representación de la virgen de la colonia – Carmen contestaba a ambos, quienes ya la tenían desesperada con sus pleitos.

La familia terminó de comer y Carmen lavo los trastes exigiéndole a Melissa que le ayudara como la mujer que era.


Melissa tenía coraje de tener que lavar trastes solo porque era una mujer, luego del regaño, su padre simplemente había comido y se largó a ver televisión, mientras que su hermano solo se quedo jugando en su cuarto.

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Durante el ensayo, Melisa solamente era una pastora, mientras que su padre actuaria como el Fray Juan de Zumárraga, su madre y su hermanito, actuarían como dos extras mas al igual que los pastores, aunque Melissa era la elegida para actuar como una sorprendida ante la manifestación de la virgen.

Raúl andaba merodeando por ahí, solamente quería ver a Melisa, con quien habían dejado las cosas a medias antes de que esta regresara a casa.

- ¡Espérate tonto!, mi papa podría vernos, ya te tiene bien sentenciado, no nos quiere ver juntos.

- ¡Ay bebecita, no hagas caso!, solo es un viejo amargado, míralo, que ridículo actuando en una pendeja obra, ya nadie cree en la virgen.

- ¡Cállate!, que ni te escuche, no sabes en la que te metes.

Ambos chicos se escondieron en un punto muerto por ahí, cuando ya era mas tarde y su padre reunía a la familia para volver a casa, insistiendo en que todos debían de regresar juntos.

-¡Melisa, con un demonio!, ¡Dios mío!, perdóname por esta rebeldía venida de mi boca.

- ¡Papa, ya cállate por una vez en la vida con esa estupidez!

- ¡Ya suegro, relájese!, solo nos estábamos besando, no creo que no lo hiciera cuando era un chamaco como nosotros.

- ¡Tu cállate pendejo chamaco!, deja a mi hija en paz, no sé cómo hacer para que te olvides de ella y no la busques más.

- ¡Ay papa, te odio, no se porque no puedes comprenderme! – Melissa regresaba con su madre y su hermano quienes la esperaban con su padre.

- ¡Te lo advierto maldito infeliz!, no te quiero cerca de mi hija ¿Entendiste?

- ¡Ay sí, sí, ya pinche viejo loco! – Raúl se burlaba alejándose, regresando a casa donde su padre ya lo esperaba con unas chelas.

La familia regresó a casa y se sentía la tensión entre las dos partes de siempre, Carmen le sirvió la cena a su esposo, mientras que Melissa se metió a su cuarto a hacer tarea, aunque simplemente empezó a hablar con sus amigas de lo mucho que odiaba a su padre.

-¡Ay viejo!, ya deja de ser tan duro con Melisa, solo es una niña, acuérdate que nosotros también nos escapábamos de nuestros padres.

-¡Si mujer!, pero también recuerdo que mi padre me ponía la mano dura si yo llegaba a faltarle, lo peor es que yo no puedo hacer eso, porque hoy en día te apuntan con esa maldita arman llamada celular y te juzga el mundo entero, ya ni a mi hija puedo regañar.

Pedro suspiraba, el hombre estaba cansado de la juventud de ahora, hace un tiempo, su compadre había regañado a su hija por casi la misma situación y esta arremetió contra el en redes sociales le había puesto unos cinturonazos, Melisa se aprovechó de ese chisme, para amenazar a su padre un día, cuando este intentaba regañarla por algo mucho menor.

Claro que, Pedro no era así de agresivo, también sabía que era ser el hijo maltratado, así como lo había sido por su padre, cosa que él no quería ser así, pero también sabía que debían de existir reglas que obedecer como hijos que eran para el ahora que era el padre de familia.

El domingo, Pedro se levantó muy temprano ya que ansioso esperaba porque hoy era el día de la virgen, había levantado a su mujer para que le hiciera el café de cada mañana en domingo antes de la misa, luego, le ordeno que fuera a levantar a sus hijos.

Melisa escuchó los pasos de su madre, quien ya estaba acostumbrada a escucharla cada domingo, para, en lugar de dejarla descansar una hora más, tener que levantarse temprano para ir a la estúpida misa.

- ¡Melisa, hija levántate, que hay que ir a la mi…! – la mujer tocaba a la puerta de su hija cuando esta fue interrumpida.

- ¡Ay sí, sí mama ya sé, hay que ir a la misa…! – Melissa contestaba con coraje, nunca podía descansar un poco mas ni porque era domingo.

 La familia acudió a la misa, Melisa estaba cansada de siempre tener que obedecer a sus padres con la misma cantaleta, el padre dictaba su misa mientras que Pedro y compañía actuaban obedientes.

"¡Hijos míos!, es cierto que las cosas hoy en día están pésimas con nuestros jóvenes, pero debemos entenderlos un poco más, deben de ser guiados por el camino del bien, ¡Os ponednos en su lugar!”

El padre daba su sermón, mientras que Pedro escuchaba con gran fervor, Carmen por su lado, miraba a la virgen luego de escuchar el sermón del padre, cerró sus ojos intentando entrar en oración mientras que todos cantaban el coro.

-¡Virgencita, por favor!, ayúdame a que mi esposo y mi niña dejen de pelear, que sean más unidos, que mi viejo entienda que mi niña es una adolescente.

Carmen se concentraba en oración, mientras que, aunque enojada y escéptica, Melissa intentaba practicar una oración sin idea de tener fe en ella, más que en desahogarse.

-¡Virgencita!, tu que dices que ayudas a los pobres y a las familias, ayúdame a que mi padre deje de regañar, que entienda que tengo otras necesidades, que entienda lo que es ser una chica en estos tiempos y me comprenda.


Melisa intentaba llegar a lo más profundo de su corazón, pues tampoco era una niña mala, todo esto, mientras que su padre hacía oración en lo mas profundo de su corazón, él sabía que el día de la virgen estaba cerca, por lo que decidió hacer una profunda oración para preservar la paz en su interior.

-¡Virgencita, ayúdame!, tú que eres madre, necesito que me loberes de este martirio en el que vivo, necesito una señal, necesito comprender, necesito que mi hija y yo nos entendamos más, estar más unidos para dejar de pelear, hare cualquier cosa que tu me brindes como señal de apoyo, lo haré como sacrificio por tu amor y profundo ser de madre.


“¡Así será hija!, ¡Así será hijo!”

Los tres escucharon en su mente, una voz extraña, la voz suave y pacífica de una mujer, luego de eso, sintieron una especie de paz y tranquilidad, los tres regresaron a verse y en protesta de un extraño sentimiento, además de ser el momento de la paz, se brindando la mano unos a los otros.

La familia regresó a casa, Melissa corrió a su habitación mientras que sus padres se quedaban conversando en la cocina, Carmen estaba preparando la comida, ya todos tenían hambre.

- ¿Qué extraño, ya viste?, ¿Tu dejaste esta rosa aquí? – Pedro le decía a su mujer, luego de encontrarse una rosa blanca en su sillón.

- ¡Ora, no viejo! – Carmen miraba la rosa analizándola, se le hacía algo familiar, pero la desconoció por completo.

Luego la tomó y la puso con un vaso de agua, en el altar de la virgen que tenían en la casa.

Melissa estaba distraída en su cama, chateando con sus amigas, de repente comenzó a probarse un vestido, pues quería darse una escapada en la tarde con Raúl, cuando en eso, noto que había una rosa blanca en la ventana que no había visto hasta ahora.


- ¡Mama!, ¿Tu dejaste esta rosa en mi cuarto? – Melisa preguntaba confundida luego de bajar con su vestido algo escotado.

- ¡No hija!, ¿Tú también encontraste una rosa en tu cuarto? – pregunta su madre.

- ¡Pero que son esas maneras de vestir Melissa! – Pedro gritaba consternado.

- ¡Ay!, ¿Qué tiene papa?, ¡Es la moda de las niñas! – Melissa chillaba fastidiada.

- ¡Nada de moditas ni que chingaderas esas!, ¡Te me vas a quitar esa madre ahora mismo y te pones algo mas cubierto por favor!, ¡Por eso está saliendo mucha muchachita muerta!

- ¡Ay papa vete a la mierda!, ¡No tiene nada de malo!, tu que sabes si no te vistes como yo, no eres una chica para saberlo.

- ¡Que yo sea un hombre adulto no tiene nada que ver!, es por tu seguridad, eres una niña no una prostituta – Pedro gritaba enojado.

-¡Pues no me lo voy a quitar, no me puedes obligar!, ¡Y voy a salir así con mi novio te guste o no! – Melissa regresaba a su cuarto, estaba decidida a terminar de arreglarse para salirse cuanto antes de esa casa.

- ¡Maldita chamaca grosera!, pero de ninguna manera se va a largar de la casa vestida de esa forma y menos con ese imbécil.

- ¡Ya viejo, entiende!, ella es así, es una muchachita en el mundo actual – Carmen le contestaba mientras tomaba la segunda rosa extraña para ponérsela a la virgen.

- ¡Que mundo actual ni que ocho cuartos!, ¿Qué no vez?, parece prostituta.

Pedro estaba enojado, sin pensarlo mucho se fue directo a cerrar la puerta de la casa para que Melisa no saliera de una forma u otra, cuando esta terminó, se quiso salir sin avisar, cuando justamente le cayó su padre encima, ella no pudo abrir la puerta con ninguna llave.

- ¿Adónde crees que vas? – Pedro le decía.

- ¡Ábreme la maldita puerta!, ¡No me puedes dejar encerrada! – Melissa lloraba.

- ¡No vas a salir de aquí ni así vestida ni ninguna forma a ningún lado!, menos si se trata de ese imbécil.

- ¡Entiende hija, Diosito te va a castigar! – Carmen también le contestaba apoyando a su marido.

- ¡Pero papa, carajo, te odio, te odio!

Melissa se fue entre lagrimas a su cuarto, estaba harta de sus padres, se encerró en su cuarto y no le quedo de otra mas que cancelar la cita con su novio, pero, a pesar de eso, le envió unas fotos algo intimas de sus atributos, porque este se los había exigido luego de arruinarle los planes, pues Raúl había decidido hacerla suya esa misma tarde.


- ¡Maldito suegrito!, pero ya encontraré la manera de vengarme – Raúl exclamaba luego de entrar en cólera por lo que había sucedido.

Al caer la noche, Carmen regresó a su habitación, estaba exhausta de un largo día, ser mujer le era muy agotador, mas siendo una ama de casa al pendiente de todo en todo momento.

- ¡Ay!, ¿Qué me pico? – Carmen sintió como unas espinas rozaban su espalda, lastimándole – ¿Y esta rosa?, ¡Otra vez!

- ¿Qué pasa mujer? – Pedro preguntaba al escucharla.

- ¡Mira!, otra rosa, con esta ya son tres, ¿Quién las abra dejado?

Ni Pedro ni Carmen pudieron responderse esa pregunta, paso un largo rato y Carmen fue a despedirse de la virgen colocándole su tercera rosa en el altar.

Al regresar, Pedro se acercó a Carmen, esta estaba cansada, pero apenas sintió el arrimón de su marido por detrás, entendiendo lo que este quería.

- ¡Ya viejo, estoy cansada!

- ¡Ándale vieja, yo también, pero me dieron ganas, hoy andas más sabrosa que nunca.

- ¡Esta bien, de todos modos, no te tardas mucho…

Carmen aprovechaba la pequeña burla, aunque en el fondo estaba atosigada, no tenía ganas de abrir sus piernas esta noche, aun así, como buena esposa obediente, se quitó el calzón y abriéndolas piernas dejó que su marido la penetrara.

- ¡Ay mujer!, no estes así de rígida, muévete tantito – Pedro le insistía, quien estaba tan cansado como ella, pero excitado de algún modo.

- ¡Es que ya te dije que estoy cansada! – Carmen respondía.

- ¡Ay, para que te digo!, luego por eso uno anda buscándose una amante.

- ¿Ahora me hechas la culpa?, ¡Si cuando yo quiero ahí si andas bien cansado!, ¡Deberías de entender que cuando una mujer no quiere es no!

- ¡Pues si yo quiero y me da la gana sí!, ¿Cómo vez?

Pedro tomaba las tetas de su esposa y comenzó a apretarlas mientras que deslizaba a la fuerza su miembro, ya la tenía bien dura y Carmen estaba abierta de cualquier manera, a la pobre mujer no le quedo otra mas que aguantarse, pues no podía decirle nada, sintiendo como este la penetraba con fuerza porque era la mujer y debía de ser obediente.

Todo esto, mientras que Josecito estaba mirando todo escondido en el armario de sus padres, divirtiéndose aunque un poco confundido de lo que sus padres estaban haciendo en la cama.

Carmen sintió como su marido dejaba dentro de ella la última gota de su semen, a gusto y complacido, deslizó su miembro fuera de ella para luego tirarse a dormir a su lado, Carmen se sentía agobiada, esto era de casi todos los días y debía de aguantarse.

Ella solamente quería que los problemas terminara, comenzó a pensar mirando al techo la situación con aquellas rosas que extrañamente aparecieron en su casa, luego de ir al baño a limpiarse, se quedó dormida sin imaginar lo que estaba a punto de pasar.


“Nota:

Antes de que digan nada, espero que les haya gustado este primer capitulo de la primera historia especial de diciembre.

Sí, sí ya sé, me van a decir que es otra historia cliché de un papa que cambia de cuerpo con su hija, o se transforma en una niña.

Y pues sí, si lo es, pero de cualquier forma la van a leer o les pido que la lean porque toda historia siempre tiene cosas interesantes a pesar de que sea una historia repetida como siempre.

Espero sus comentarios y el viernes quizás estaré publicando la segunda parte.

Gracias n.n

El Nuevo blog de una amiga 



13 comentarios:

  1. A su mecha, es como un episodio de la rosa de Guadalupe!😄😄

    Dato curioso que nadien me pido: mi sobrino cumple años el mismo dia de la virgen...Xd

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  2. si bien la temática parece un poco genérica no deja de intrigarme y querer saber más, sigue así!

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  3. Esto será interesante
    Esperare la parte 2

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  4. Ni siquiera he visto el segundo capítulo y ya se que el padre cambia de cuerpo con la hija, típico y aburrido

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    1. De hecho es la temática del blog, no sé que sorpresa esperas? Que lleguen los vengadores? xdd

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    2. Pues es que va a ser lo mismo, se ocupa creatividad, varias de sus historias son así

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  5. Solo falto el vato de la bici, pero de ahi en fuera una digna historia de la rosa de lupita 10/10, espero la siguiente parte con ansias

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  6. Me gusto la historia!
    Espero el próximo capítulo!

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  7. Es canon si existe un cap de la rosa de guadalupe así sólo que de madre/hija

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  8. Por favor la segunda parte, me encanto la primera parte

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  9. me encanto la historia karina por favor continúala , ya quiero ver al padre en el cuerpo de una colegiala

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