En el traje de una prostituta

Había caminado muchas  veces por las calles oscuras y recónditas de la ciudad, estaba realmente emocionado por tener sexo con alguna de las mujeres sexoservidoras lindas que me encontraba por ahí, deseando por fin penetrar a una en el mejor de los momentos, aun con mi inexperiencia, decidí entrar en el burdel mirando a muchas chicas que solo querían mi atención por el codiciado y despreciable pago de 300 pesos por su vagina y sus tetas a mi disposición, fue cuando una chica linda y tierna se me acerco, esta se veía aun inocente, con sus ojos brillantes que parecían más como si quisieran decirme que me escapara de ahí pues el lugar seria mi perdición, cuando decidí llevármela a ella a la cama, la chica asintió, me tomo de la mano gentilmente y comenzó a darme caricias en todo el cuerpo sutilmente mientras me excitaba, luego de un rato el preciado momento llego, esta me decía al oído que podría ser el primero en disfrutar de su fresca y tierna vagina la cual aún no había sido estrenada, fue entonces que con algo de miedo le pregunte su edad, diciéndome e insistiendo que tenía 19 años pero que aún no estaba lista y sus amigas las mujerzuelas de abajo no la obligaban si ella no quería, pero cuando me vio supo que era el indicado, me sujetó con autoridad y comenzó a mamarme el miembro tan rico y placenteramente que sin darme cuenta ya la estaba sosteniendo sobre de mi montándome como un toro hasta que sentí como mi miembro se vio dentro de ella y sin más me quede perdidamente dormido, cuando desperté, me encontraba en la cama, sentía la brisa del fresco recorrer todo mi cuerpo aun desnudo, mientras intentaba acomodarme en otra posición para descansar sentí como unas bolas extrañas y sensibles se agitaban hacia el lado donde me acomodaba sorprendiéndome al ver que eran un par de tiernas tetas las que colgaban de mi pecho, las sujete con ignorancia mientras que mi cabello volaba en todas direcciones, corrí hacia el baño notando que mi rostro era el dulce y tierno rostro de la niña con la que tuve sexo apenas anoche, mi rostro cambio de sorpresa a miedo y de miedo a perversión y convencionalismo, estaba realmente excitado al mirarme con su cuerpo, siendo una bella y joven chica con todo estos atributos al alcance de mis manos, aun así, intente averiguar lo que pasaba mientras que entraba un hombre exigiéndome la cuota mostrándome a uno más con el que tenía que acostarme, mi cuerpo actuó como en automático y comencé a ser persuadido por el hombre quien comenzaba a montarme con si conociera cada parte de mi cuerpo a la perfección, luego sonrió y se llevó un cuchillo extraño que saco de un cajón de lado de la cama como si supiera exactamente que ahí estaba, -¡Adiós dulce Fanny!, recuerda ser siempre tan inocente como puedas con los hombres ahí algunos muy malos y con fantasías extrañas cada noche –decía el tipo luego de venirse dentro de mí y de irse con una bolsa llena de dinero en sus manos que también saco escondido dentro de un armario dentro del cuarto, luego de eso, mire de nuevo mi cuerpo completo frente al espejo y algo muy extraño como un cosquilleo me hizo mucha comezón en una parte inalcanzable de mi cuello el cual desapareció lentamente  sin saber más que había pasado.