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¡Ahhh!, eres tú de nuevo, metete en mí, hazme tuya, sométeme, seré tu perra otra
vez, toca mi cuerpo como solo tú sabes hacerlo –Karina jadeaba suspirando
mientras experimentaba el frio del ente que la poseía –
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¡Ahhhhhh, sí dulce amor!, quiero volver a sentirme vivo con el calor de tu
cuerpo, quiero hacerte una perra, que brinques y juegues con tu cuerpo
manoseado por mis fuerzas –
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¡Ahhh, que delicioso, tócame más las tetas, usa mis manos y siéntelas conmigo!
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¡Sí, se sienten tan bien, son bastante firmes y suavecitas! –
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¡Toca mi coño!, usa mis dedos y mételos con fuerza, chupa mis jugos y siente el
calor de mi coño recorriendo todo mi cuerpo conmigo –
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¡Ahhh, si, se siente increíble!, gracias por dejarme masturbarme contigo, eres
muy extraña, pero supongo que está bien siendo yo quien te poseyó para jugar
con tu cuerpo desde el primer momento, es justo que me pidas que te consecuente
y te haga excitar y venirte como te gusta que te haga sentir –
Karina había sido poseída por un ente que vivía en la casa a la que se había mudado, llevaba tres días acechándola cuando encontró el momento justo para entrar en su cuerpo y consumir su energía poco a poco como lo había hecho con otros inquilinos anteriores, pero a pesar de que Karina se sintió aterrada al ser poseída y este controlara su cuerpo a su placer, eso había provocado un vínculo especial que la chica comenzó a pensar y desear cada vez más, a Karina le excitaba como el ente jugaba con su cuerpo y provocaba en ella placeres que nunca antes nadie la había hecho sentir, le encantaba como acariciaba y trataba su cuerpo, como si fuese un noble caballero que sabía complacer a una dama en todo sentido, Karina estaba bastante excitada con la ida de tener a su inquilino fantasmal, el ente estaba sorprendido de que la chica no se molestara en lo absoluto por entrar a su cuerpo y controlarlo a su antojo, Karina quería más, quería que la hiciera sentir mujer día y noche sin importar nada, era una pervertida sin causa, con el tiempo, Karina y el ente comenzaron a tener una relación, habían decidido mantenerlo en secreto pues no querían que tomaran como loca a la chica, ella amaba a su ente y el ente la amaba a ella, ambos se sentían vivos el uno al otro y si algún día Karina conseguía un novio digno de ella, dejaría que su amado ente lo poseyera para quedarse con su cuerpo y vivir juntos como hombre y mujer.
Me encnto
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