𝑬𝒍 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒐𝒍𝒆𝒈𝒊𝒂𝒍𝒂

 

Yo nunca me había imaginado que siendo aquel típico chico que odiaba asistir a clases, terminaría siendo el maestro de un par de chicos algunos años después, pero no era cualquier maestro, era un maestro de matemáticas, no los aburriré con una historia de cómo me enamore de las matemáticas y como es que mágicamente termine por entenderle a todas esas sumas y ecuaciones.

Pero lo que en verdad no me esperaba, era que terminaría siendo yo, el maestro que terminaría acosando a sus alumnas, mejor aún, quien terminara en el cuerpo de una, en el cuerpo de Liz, quien era la masa bonita y la más sexy de la escuela, siendo una chica no tan inteligente y muy lija para trabajar, quien esperaba todo regalado, pero yo no era así, ahora tenía en mis manos el control y lo tomaría sin dudarlo.

Fue entonces, que usando mi poder como maestro, ingrese a Liz rápidamente a la Swap Class, la directora no tuvo problemas en que propusiera como castigo la devolución de su cuerpo si es que ella no lograba aprender nada de mis conocimientos durante el mes de castigo en la clase de intercambio, por supuesto que esto Liz no se lo toma nada bien, ella odio, grito y pataleo por la simple idea de que su odioso maestro de matemáticas, quien parecía haber planeado todo este complot contra de ella por pervertir su cuerpo, lograra tocarlo y poder usarlo a su conveniencia.

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- ¡Entonces Liz, así se despeja X!, ¿Me entendiste?, ¡Creo que no jajaja!, al parecer los cambios no vienen con tu poca inteligencia –

- ¡Usted es un maldito, odio esto, porque me hizo esto, solo para lucirse y pervertir mi cuerpo maldito asqueroso pervertido! –

- ¡Jajaja, por supuesto que no Liz!, yo solo soy el profe, mejor dicho, yo solo soy la linda colegiala que ahora sabe hacer ecuaciones, gracias a que tengo la mente y el inteligente cerebro de mi profe, por supuesto que, no me niego a lucir algo sexy y provocativa en una que otra clase, noto como te comes tu propio culo mientras escribo en la pizarra -

- ¡Que, no, claro que no maldito estúpido, yo no siento anda por mi propio culo!, y si fuera así, es mi cuerpo, puedo pervertirlo todo lo que quiera, tan solo quiero que acabe esto para poder volver a tener mi cuerpo y salir de este martirio –

- ¡Jajaja!, pues lo siento princesa, pero no te lo daré hasta que entiendas como hacer una ecuación por tu cuenta, pero creo que eso jamás pasara, pequeña gran tonta –

- ¡Es que no puedo concentrarme, no entiendo nada, no puedo, no puedo! –

- ¡Tranquila amor!, porque mejor no nos relajamos y ahora tú me enseñas a usar tu cuerpo para algo más educativo – le decía mientras me acercaba a frotar el bulto que tenía entre las piernas –

- ¡Que, claro que no maldito puerco, jamás haría algo como eso con mi propio cuerpo! –

- ¿Entonces supongo que quieres que aprenda por mi cuenta?, supongo que hay muchos chicos haya afuera que matarían por estar en esta situación ahora – (tome sus senos con las manos mostrándole mi juego pervertido) –

- ¡No, eres un enfermo!, vamos a tu casa ahora mismo, de ninguna manera dejare que nadie más toque mi cuerpo –

Luego de unos meses más, le había regresado su cuerpo a Liz, realmente esta chica no había aprendido nada, pero yo había logrado aprender algunas nuevas cosas y por su cuerpo que esta chica no sería mi única víctima, ya que ahora sería el Maestro colegiala.