Verónica
iba saliendo de su casa, estaba apresurada porque se le hacía ya tarde para ir
al trabajo cuando de repente uno de sus vecinos se acercó con un collar en sus
manos, -¡Hola señora, mire, le regalo este collar! -le decía el chico muy
ansioso, -¡Ay niño!, ¿En verdad es para mí?, ¡Eres muy amable! -la señora Verónica
le respondía tomando el llamativo collar para luego colocárselo en el cuello,
de repente, el cuerpo del chico cayó en el suelo junto con la señora Verónica
quien luego de ponerse el collar se desmayó.
-¡Juan,
Juan, no funcionó, aun sigo en mi cuerpo! –otro chico llegaba buscando a su
amigo cuando los mira a ambos en el suelo, -¡Ay, que me paso! –la señora Verónica
se despertaba confundida, de repente, para sorpresa de el otro chico, la mujer
empieza a manosear sus propias tetas asombrado, -¡Raúl, Raúl, mira esto, tengo
senos, soy una mujer, yo tengo el cuerpo de la vecina! –la mujer estrujaba sus
tetas con gracia mientras que apenas podía acomodarse correctamente de pie,
-¡No puedo moverme bien con estas cosas, se mueven mucho!, no pensé que yo
terminaría en su cuerpo, -¡Ni me lo digas!, se suponía que yo debía de
poseerla, por eso me encerré en mi cuarto para que nadie viera mi cuerpo, pero
parece ser que me equivoque, -¡Quizás es quien se lo entrega! –ambos chicos
halaba sin darse cuenta de que uno tenía el cuerpo de una mujer madura.
- ¡Juan, ahora tienes tetas! –Ricardo le gritaba entusiasmado, - ¡Tenemos que meter mi cuerpo en su cuarto mientras jugamos con el cuerpo de tu vecina! –luego de eso, Juan y Ricardo trataron de llevar su cuerpo hasta la cama de Ricardo, se encerraron con llave y comenzaron a explorar el cuerpo de la señora Vero, - ¡Ricardo, mira mis tetas, se siente bien extraño! –ambos chicos tocaban las tetas de la mujer mientras que Juan comenzaba a sentirse muy extraño entre sus piernas, - ¡Déjame meterla! –Ricardo le decía mientras que sacaba su pene y Juan con miedo se quitaba los pantalones de la mujer, mirando por primera vez como poseía ahora una vagina.
2
-
¡No Ricardo, espera, tengo miedo! –Juan jadeaba al verse intimidado por ahora
ser una mujer, - ¡No seas una niña, abre las piernas! –Ricardo se montaba sobre
el cuerpo de Juan y comenzaba a deslizar su pene dentro de su ahora vagina, - ¡Ahhh,
se siente muy rico!, - ¡Ya vez pendejo, te la meteré toda hasta dentro!, - ¡Ahhh,
despacio, Ahhh! –
Ricardo
notó las tetas de la señora Vero y las tomó apretándolas mientras que con su miembro
penetraba su vagina, Juan apenas podía decir unas palabras cuando ya sentía el
pene de Ricardo dentro de sí mismo, sus tetas se sentían algo tensas y muy
ricas, sin saberlo, ya estaba sintiendo como era tener un orgasmo femenino en
su cuerpo, de repente, un cosquilleo extraño invadió todo su cuerpo y su vagina
empezó a expulsar chorros como loca, Ricardo sentía bastante rico al penetrar
por primera vez la vagina de una mujer y luego de unos segundos su miembro se corrió
dentro de la vagina de Juan.
-
¡Ahhh, que rico, me dejaste toda llena dentro!, - ¡Si, no puedo creer que me
haya cogido a la señora Vero! –Ricardo apretaba las tetas del cuerpo de Juan
mientras que este aún podía mantener el pensamiento, luego se acomodaron sus
prendas y recibió una llamada desde el celular de la mujer, quien era su jefe
pidiéndole una explicación de porque aún no llegaba al trabajo, - ¡Tienes que
dejar el cuerpo de la señora! –Ricardo le ordenaba, pero luego de unos minutos
intentándolo nada sucedía, - ¡Mierda, estoy atrapado, quizás no debiste de
cogerme de esa forma!, - ¡Pues no decía nada sobre eso en la internet!, - ¡Eres
un pendejo, ya me quede atrapado en este cuerpo, no quiero ser una vieja por el
resto de mi vida!, - ¡Calma!, lo mejor es que vivas como la señora Vero en lo
que encontramos la manera de que abandones su cuerpo, Juan comenzaba a sentirse
incomodo, dejo el collar en la casa de Ricardo y continuó por salir a la calle
ahora siendo una mujer quien iba normalmente tarde a su trabajo, -¡Dile adiós a
la cámara mamacita!, -¡Deja de grabarme Ricardo!, esto no es gracioso, ¡Mira!,
tengo bastante culo y unas tetas, ¡Soy una mujer jajaja! –Juan y Ricardo se reían
mientras este continuaba su camino de vivir una nueva experiencia como la
señora Vero.
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