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¿Así que te gusta grabar chicas eh? –me preguntaba el tipo que se encargaba de
cuidar a las chicas XXX del cabaret en el que estaba fisgoneando –
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¡No, no señor por favor!, solo estaba de paso, por favor no me haga nada, mire
no hay ninguna grabación de la señorita –le decía mostrándole la pantalla con mucho
miedo –
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¡Tranquilo!, no tienes nada de qué preocuparte, no te haremos nada que no
quieras –el tipo sonreía extrañamente, pero sabía que me haría algo –
El
hombre chasqueo los dedos frente a mí y de la nada había terminado
inconsciente, un rato más tarde, me sentía bastante extraño, me encontraba en
una habitación distinta y mi cuerpo no se sentía igual que antes, pero
entonces, mire como todo mi cuerpo era distinto, tenía unas grandes tetas
colgadas en mi pecho, cubiertas por un vestido bastante revelador y debajo de él
tenía puestas unas bragas bastante exóticas que presionaban en los puntos más
erógenos de mi nuevo cuerpo, pronto me sentí bastante caliente y mi cuerpo
temblaba sin razón, me encamine al baño más cercano tropezando con unas zapatillas
de bastante altas y jadee al mirar mi reflejo, era una chica, una chica
bastante sexy con un cuerpo envidiable, pero no sabía porque había pasado esto,
cuando entonces, el tipo de hace un rato entro con una cámara y me tomo del
brazo.
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¡Sonríe putita!, ¿No que te gustaba grabar putas?, pues ahora eres una
¡Jajajaja! –
El
tipo me llevaba casi a rastras a fuera de donde sea que estuviera, me empujo
hasta la pared y me obligó a sonreía para que todos los hombres me miraran, yo
me sentía bastante avergonzado, mi cuerpo se estremecía y mis piernas se
cruzaban por el frio, pero tenía una mini vestido que dejaba al descubierto mis
largas y tornadas piernas sin olvidar que estaban depiladas, podía sentir como
todo mi cuerpo vibraba y me ponía caliente cada que los hombres me miraban,
pero el tipo estaba grabándome al otro lado de la calle solo a mi como si yo
fuera el espectáculo y no pude hacer nada para detenerlo, fue entonces que
llego un cliente y tuve que ser obligado a satisfacerlo, al ser mi primera vez,
el hombre pago una fortuna y a mí me había dejado un dolor bastante horrible
aunque al final fue todo un placer inimaginable, el tipo me dijo que ya había terminado
mi castigo, pero como me habían penetrado y dejado bastante satisfecha, el
hechizo se había hecho permanente y al ser alguien sin identidad, estaba obligado
a trabajar de por vida en el Cabaret.
Qué buen castigo
ResponderBorrarExcelente historia
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