jueves, 7 de noviembre de 2019

Dulce libertad

Mi nombre es Isabel aunque hace algunos días era Jaime, uno de los más exitosos empresarios en los últimos tiempos, mi fortuna no tenía comparación alguna y tenía todo lo que quería; autos rápidos, casas lujosas, servidumbre, una hermosa esposa que explote hasta el cansancio y un sin fin de bonitas aventuras, a decir verdad en la cama había muy poco tipos de mujeres que me faltaban por conocer.
Lo mejor de todo es que ya llevaba unos meses pasando de mujer en mujer por la noche: alguna secretaria, trabajadora, vecina, incluso iba de fiestas o directamente contrataba algunas mujerzuleas para pasar bien la noche sin que mi mujer se diera cuenta o eso creía yo.
Hace apenas unos días cuando llegué de mi aventura del día mi mujer me estaba esperando en una sexy lencería y con la cama decorada, me abrazó, me beso, me acarició y finalmente hicimos el amor, su compromiso con nuestra relación era de verdad e incluso me hizo sentir mal que hiciera de lado a una mujer tan hermosa y buena en la cama a cambio de algo de diversión. 
Pero a la mañana siguiente desperté con un tremendo dolor entre las piernas, pensé que dolía por haberme excedido y claro que lo era pero no por exigirle un montón a mi miembro, lo que me dolía era mi vagina o mejor dicho la vagina de mi esposa.
Me quite las cobijas para verme, estaba desnuda en el cuerpo de mi mujer, aun con marcas de mis juegos de anoche.
Al poco tiempo mi cuerpo entró a la habitación, dijo que finalmente tenía un escarmiento por haberla estado engañado, así es como me dijo que Isabel mi esposa de años ahora estaba dentro de mi cuerpo.
Le pedí una explicación pero no me la dio, en su lugar me cogió una y otra vez durante toda la mañana mientras me decía las reglas: Debo usar lo que me pida, debo llevar un collar con una cadena en todo momento, no puedo salir de la casa, tengo que fingir ser ella en todo momento, él es mi hombre y haré lo que me pida porque él es el único dueño de tanto dinero y que si quería algo de esa fortuna tendría que darle un hijo cuando antes.
Ahora estoy viendo por la ventana de mi cuarto lo que pasa allí afuera, nunca había permanecido en casa tanto tiempo lo que seria más interesante con algo que hacer pero lo único que mi marido me deja hacer es: ser una buena esposa, pasear por la casa y cumplir con sus órdenes. Él está dormido ahora así que no tengo problemas con ver con melancolía la dulce libertar que había perdido junto con toda mi vida y deseando que no despertará pronto, después de todo andar en lencería junto a él significa que al despertar querrá cogerme sin consideración como yo le hacía, con la pequeña y horrible diferencia de que yo lo empiezo a disfrutar, al punto en que espero mis días para poder darle el hijo que tanto desea.

3 comentarios:

¿Te ha pasado que quieres decir algo pero las palabras no son suficientes? Ahora puedes colocar imágenes o vídeos en comentarios, con los siguientes códigos:

[img]URL de la imagen[/img]

[video]URL del video[/video]