viernes, 8 de noviembre de 2019

Galletas Mágicas



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Mi madre me había obligado a trabajar, yo no estaba lista para afrontar los problemas de la vida diaria, yo no era una chica hecha para el trabajo, si embargo luego de varios intentos, mi madre me consiguió un trabajo como niñera  en la colonia, muchas veces me toco cuidar a los niños de esas familias los cuales eran unos irreverentes demonios que no obedecían lo que yo les decía, solamente  me hacía algo feliz cuidar a Pablito, el  niño tenía cerca de los 12 años, el al menos no era como esos otros niños que a su edad ya pensaban en diversas fantasías conmigo por ser una chica con un cuerpo sexy, si así es esa es la realidad de hoy en día, Pablito era un niño tranquilo, era de los que más disfrutaba cuidar por las tardes mientras que sus padres trabajaban, un día me toco cuidarlo, fui a recogerlo en su escuela, él estaba en el salón con un paquete de galletas que tanto le gustaban, eran unas galletas oreo con una envoltura algo extraña, regresamos a su casa listos para comer, pero Pablito comenzó a desobedecerme cosa que nunca antes había hecho, en lugar de comer conmigo la sopa de fideo que le había preparado pues era su favorita se la pasaba abriendo el paquete de galletas intentando comer una pero siempre se lo impedía, llegó a un punto en el que me enfado por completo, luego el comenzó a llorar intentando provocarme un más  su llanto era tan desesperante que deje  que  se tranquilizara así que decidí dejarlo comer sus ricas galletas, aún recuerdo que ese fue el error más grande que pude haber hecho, Pablito dejo de llorar con la condición de que comiera junto con el de las galletas, no tuve alternativa de decirle que no pues si no le diría a sus padres, no comprendía porque si el niño me quería tanto y yo a él ocasiono ese berrinche tan grande luego de varios meses que lo había cuidado de la mejor manera posible, cuando comí la primera galleta sentí como mi cuerpo comenzara a dejar de responderme, luego de eso quede inconsciente mirando como Pablito sonreía.



Cuando desperté me encontraba en la cama, ya era de noche y no entendía como había llegado hasta mi cama, de pronto sentí como mi entrepierna estaba lastimándome, me quité las sabanas de encima mirando que tenía puesta una pijama de niño en un cuerpo distinto al mío, rápido me levante de la cama quitándome la ropa notando como mi cuerpo ahora era el de un niño y mi nuevo miembro estaba erecto chorreando un líquido viscoso, salí del cuarto rápidamente intentando buscar mi verdadero cuerpo hasta que llegue a la sala donde estaba mi cuerpo desnudo, estaba comiéndose las galletas una tras otra sin parar, al verme solo se empezó a reír, -Pablito ya despertaste que mal creo que tuviste un poco de sueños húmedos verdad, mira nada más estas todo manchado de semen, -se reía-, me enfurecí con Pablito esperando a que me diera una respuesta pero era inútil, comencé a sospechar que el causante habían sido las galletas que estaba a punto de terminarse, intente impedir que se devorara todas antes de poder recuperar mi cuerpo con ella pero fue en vano, mi pequeño cuerpo no logro hacerle frente a mi cuerpo siendo Pablito el que se terminara por completo el paquete de galletas que nos había intercambiado los cuerpos, -Pablito porque me has hecho esto decía con mi voz infantil-, -Jaja, perra idiota, yo no soy Pablito, yo soy Dante el conserje de la escuela, llevaba tiempo mirando como recogías al niño y la verdad que tu cuerpo me pareció el mejor para robarme, engañe al niño durante el recreo intercambiando primero mi cuerpo con el de él, cuando despertó ocasiono un gran problema y se lo llevo la policía por pensar que era un pedófilo, aproveche la situación y logre que comieras de las galletas para terminar intercambiando nuestros cuerpos, ahora este cuerpo es mío y sin las galletas no hay nada que puedas hacer para recuperarlo, me quede atónita  al escucharlo,  ese viejo malnacido se había robado mi cuerpo y lo estaba usando de la manera más asquerosa, además yo ahora era un niño y Pablito había sido encerrado sin saber la realidad por la que estamos pasando.




2 comentarios:

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