La venganza es un plato que se sirve caliente

 

- ¡Hola amigos!, ¿Qué les parece mi nuevo outfit?, ¡Jejeje! –

- ¡Óyeme estúpido!, deja de hacer eso con mi cuerpo, porque lo haces, que es lo divertido de todo esto –

- ¡Jajaja, niña tonta!, lo divertido es en cómo te pones por ver cómo me masturbo con tu cuerpo, como te hago ver como una puta y como intentas hacer algo en vano para impedirlo, si tan solo supieras que yo podría hacer que este fuera mi cuerpo para siempre y encerrarte, o si me da la gana podría hacer que tú y ese chico al que humillaste cambien de cuerpo o simplemente dejar que me mire y toque tu cuerpo completamente desnudo, ¿Oh acaso tú quieres eso? –

- ¡No, no maldito para nada!, no quiero eso, lo que quiero es que me dejes en paz y salgas de mi cuerpo ahora mismo –

- ¡Híjole, me temo que eso no se va a poder!, me estoy divirtiendo mucho, no pensé que tuvieras un cuerpo tan fino, me encanta el grosor de tus tetas, casi nunca veo unas tan lindas y tan firmes, ni hablar del resto de tu cuerpo natural en su esplendor, me ha hecho sentir como en ningún otro cuerpo antes –

- ¡Me vale verga que te haga sentir mi cuerpo!, es mío deja de tocarlo y usarlo como un juguete –

- ¡Jajaja, me encantas!, con esa actitud no vas a lograr nada, ahora duérmete y deja que me divierta un poco –

Camila había sido víctima de un Body Hopper, la chica de 19 años había estado humillando a uno de sus compañeros de la preparatoria cuando él iba pasando en el cuerpo de otro chico en el que llevaba días dentro, al verla, su ponqué sería una buena victima para entretenerse un poco, el Hopper amaba a las colegialas y más si estas eran tan lindas y engreídas como Camila, sin dudarlo se impulsó adentrándose en su cuerpo y luego de que Camila fuera llevada por el Hopper a todos lados con su cuerpo y de que este lo usara a su antojo, el Hopper decidido que el cuerpo de Camila sería un buen regalo para el pobre chico al que había humillado esta mañana.