jueves, 11 de noviembre de 2021

¿𝑬𝒔𝒕á𝒔 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐?

 


- ¡Oye Liz!, ¿Estás segura de hacer esto? –

- ¡Que sí, ándale, quiero experimentar el sexo como hombre! –

- ¡Esta bien, solo lo hago porque eres mi mejor amiga y sabes cuánto te quiero! –

- ¡Ay si, si ya, ándale, abre tus piernas y déjame ver tu vagina! –

Cuando Liz me había dicho que necesitaba ayuda con un proyecto de anatomía no pensé que, al llegar a su casa, esta se encontrara completamente sola, Liz era mi mejor amiga y, yo, como todo chico enamorado en secreto de su mejor amiga, había jurad ayudarla y estar con ella en todo lo que necesitara, así, yo solamente fuera un amigo para ella.

Entonces, ella saco de su mochila una piedra extraña y con su mano la acerco a la mía intercambiando ambos de cuerpo en un instante con solo tocarla, cuando note lo que había sucedido, me sentía bastante asustado y sin decirle, en verdad algo excitado, pues estaba en el cuerpo de mi crush, Liz comenzó a tocar mi cuerpo y a sentirse bastante fuerte siendo un hombre, presumiendo y haciéndome sentir un poco menos, me explico que había encontrado esa piedra en una tienda de magia y necesitaba realizar algunos experimentos para sus clases de anatomía, pues ella, quería saber que se sentía tener relaciones íntimas, como el sexo opuesto, cosa que no era cierto, ya que lo que Liz quería, era tener su primera vez sin tener que ser ella quien saliera lastimada.

- ¡Bien, aquí voy! –

Liz había frotado con mis dedos su propia vaginita, haciéndome sentir un poco de cosquillas y provocando que esta se mojara, me sentía tan apenado, estaba siendo manoseado por mi propio cuerpo, entonces tomó su ahora pene y lo acercaba directamente hacia mi vagina, yo no sabía ni que sentir, mi propio pene estaba por penetrarme, yo no sabía que fuera tan grande, o, al menos no parecía ser tan grande cuando lo tenía en mi cuerpo, de repente, sentí como Liz impacto su miembro contra mi vagina, deslizándose lentamente, haciéndome sentir un espasmo muy doloroso al principio.

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2

- ¡Ayayay, Liz, eso duele Ahí! -gritaba adolorido y aterrado de lo que ella estaba haciendo - ¡Liz, porque me duele tanto! -lloraba sin razón, sintiendo bastante adolorido en esa parte –

- ¡Ay jeje, no lo sé!, pues es porque eres hombre y no estas acostumbrado a un cuerpo de mujer -ella me decía tratando de calmar, cosa que no era cierto, pues ella bien sabía que era virgen y que solamente estaba haciendo esto por su conveniencia –

Pero Liz no se había  quedado satisfecha, comenzó a penetrarme cada vez más recio, haciéndome sentir un horrible dolor entre mis piernas, fueron casi tres minutos de martirio, cuando finalmente ese dolor comenzó a convertirse en una sensación muy agradable y excitante, comencé a gemir cada vez más fuerte y Liz parecía toda una tora con mi  cuerpo, penetrándome sin parar, como si mis gemidos la volvieran aún más obsesionada con la idea de escuchar como provocaba que su propio cuerpo gimiera del placer que ella le inyectaba, de repente, sentí como mi vagina se venía una y otra vez, siendo algo bastante raro de explicar, minutos después, sentí como un líquido caliente penetraba en mi interior, yo me sentía tan agotado, todo me dolía y algo dentro de mí me hacía sentirme bastante inseguro y desdichado, como si esto me hubiera hecho sentir pesimamente aunque los instintos me dijeran que eso me había excitado demasiado, me sentí  un poco triste y me acurruqué luego de limpiarme los excesos de mi propi semen, Liz salió del cuarto y regreso con la piedra que  nos había cambiado.

- ¡Bueno!, es hora de regresar a nuestros cuerpos, no sabes cuánto te quiero, eres mi mejor amigo y me has ayudad bastante –ella sonreía haciéndome sentir como un objeto usado por su beneficio –

- ¡Como sea, ya regrésame mi cuerpo! -le pedía ente lágrimas, pues eso me había hecho sentir bastante humillado –

Ella acerco la piedra y al tocarla no había pasado nada, ambos nos miramos por un rato, fingiendo no saber lo que pasaba, entonces, la volvimos a tocar una y otra vez y nada sucedía.

- ¡Liz, que está pasando, porque no regresamos a nuestros cuerpos! –

- ¡No lo sé, no lo sé, se suponía que regresaríamos luego de tocarla! –

Pero no había sido así, Liz estaba avergonzada y totalmente deprimida, pues su plan se le había salido de las manos, al parecer, la piedra solamente funcionaba con un cambio y al ya no funcionar, ambos  nos habíamos quedado atrapados en el cuerpo del otro, Liz parecía fingir que ya no le importaba, pero yo, me sentía bastante sucio, pues no solo mi mejor amiga me había humillado violándome por su capricho, sino que ahora también tenía que vivir con el recuerdo de aquel día, ya que estaría atrapado en su cuerpo por el resto de mi vida.


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